jueves, 30 de mayo de 2019



   
CAMBIA TODO CAMBIA
     Marta Campillo

    La vida es interacción perpetua, respiramos continuamente, digerimos muchas cosas y reponemos muchas células del cuerpo como el cabello y los glóbulos rojos. El procedo de mantener la vida es justamente un proceso de metabolizar y transformar. Esto es más claro en lo fisiológico, aunque muchos mecanismos son imperceptibles comúnmente para nuestra conciencia y las emociones.
    En lo emocional, aprendemos al hacer, al experimentar y al interactuar con otras personas, así se hace necesario poder organizar lo que hemos vivido, para entenderlo y decidir y si lo que hicimos lo consideramos, bueno para nuestra vida o no. En el ir y venir entre actuar y reflexionar y organizar lo aprendido, vamos formando el conocimiento de quienes somos, y podemos ir decidiendo nuestra identidad preferida.
    A través de los años, estamos en continua transformación, aprendiendo, enfrentando y cambiando la manera de ver y de actuar, aunque no lo hagamos tan explícitamente. Durante este devenir requerimos sintetizar y tomar una posición de vida, de lo que queremos y valoramos para poder entender, esos problemas que no sabemos cómo manejar y que nos hacen sufrir. Parecería que lo que tenemos más a la mano de la experiencia cotidiana, predomina en lo que pensamos y nos causa una especia de eclipse, el que oculta que estamos aprendiendo y cambiando continuamente. Para poder afrontar los problemas, tenemos que separarnos y mirar de lejos a la experiencia, para identificar como actúa el problema, cuáles son los efectos del mismo que nos problematizan la vida y que cosas que hacemos que ayudan a que se mantenga el problema presente en la vida. Reconocer ese vaivén entre aprender     y reconocer lo vivido, es útil y necesario para poder tomar decisiones y cambiar.
     A lo largo de la vida vamos aculando sabiduría y conocimiento sobre nosotros mismos. Algunos de estos saberes, se vuelven cotidianos y familiares, conocemos lo que se nos facilita, o muestras habilidades. Hay momentos de dificultades en los cuales, tenemos que innovar, que crear y descubrir otra manera de la que hemos venido usando para vencer retos previamente.
     Algo muy fundamental es el reconocer aquello que nos motiva y nos inspira a seguir adelante. Aquello a lo que le damos valor puesto que, eso es algo que le da sentido a nuestra vida y nos anima a luchar para resolver lo que enfrentamos, a resistir los problemas graves, como la enfermedad, y así podremos afirmar nuestros proyectos de vida.
     Aprender a cambiar es el arte de ser flexibles y de aceptar que el cambio es inevitable. Cambia nuestra fisionomía y fisiología. Muchas veces hay cambios en las relaciones cercanas o enfrentarnos pérdidas de seres queridos y de familiares. Y en esos momentos es donde tenemos que recurrir a nuestros saberes acumulados y guardados en la experiencia vivida, para resolver y seguir adelante. El cambio abre múltiples oportunidades. Por un lado, nos obliga a dejar lo que estábamos haciendo anteriormente y también a descubrir nuevas maneras de ser o de pensar. Así las épocas de crisis, son momentos de transición, de reflexión y de búsqueda de nuevos intereses o propósitos.  
     El movimiento que se da en la naturaleza, con tantos cambios visibles y muchísimos imperceptibles en las relaciones entre especies y medio ambiente, también nosotros somos parte de esos cambios y muchas veces promotores de efectos negativos sobre la naturaleza. Reconocerlo es lo que nos permite pasar a tomar responsabilidad de lo que hacemos como sociedad. Y darnos cuenta de lo que hacemos al vivir, nos da la posibilidad de aprender, crecer y cambiar con el entusiasmo de lograr disfrutar de vivir cambiando.