sábado, 29 de septiembre de 2018




 LA MAGIA DEL AMOR

          Marta Campillo

     El refrán de "EL AMOR MUEVE MONTAÑAS" nos habla de una parte muy importante de lo que somos como personas, esto es, aquello que nos guía. en la vida, lo que valoramos y le damos un significado especial. Así existen personas, eventos o experiencias en la vida a las que le damos un valor especial, eso a lo que volvemos significativo y que nos mueve, nos inspira, y nos motiva y por lo cual seríamos capaces de hacer sacrificios, de perseverar, de resistir injusticias y de luchar por eso que nos parece muy importante para vivir. Uno de esos motivos es lo que se llama amor.
     Hay muchas clases de amor, está el amor que involucra el deseo y la atracción, el entendimiento y el placer. Hay el amor de una visión más general, el amor a la vida, lo que nos lleva a aquello que nos mueve a identificar lo que le da sentido a la vida, lo que queremos construir, lograr y dar con nuestra presencia. Hay amor a lo que realizamos y para lo que tenemos inicialmente habilidad y con ese interés y dedicación se vuelve maestría y nos encanta poder hacerlo.
     Cuando nos involucramos emocionalmente con una persona, nos relacionamos no únicamente en in nivel sino en los múltiples niveles de su ser, emocional, intelectual, cultural, personal, de gustos, de fe o espiritualidad, de humor y ánimo y costumbres cotidianas.
     Las personas somos como un caleidoscopio, con múltiples facetas y con una historia de experiencias y una visión del mundo,  con el cual desarrollamos un entendimiento que va siendo envolvente, va cambiando al girar con el tiempo y en el cual aprendemos a convivir, negociar y a hacer crecer ese amor inicial, para que llegue  a ser más profundo y nutriente a través de la intimidad y el compartir la vida.
   Lo maravilloso de la fuerza del amor es que permite que se pueda ir más allá de la traición o el engaño, hacia el perdón. Desde la posibilidad de reconstruir lo que se ha dañado, al trabajar en recobrar la confianza puede ser que el amor se vuelva un compromiso fuerte para continuar en la relación.
    El amor persiste más allá de la ausencia que produce la muerte. Y justamente es, a través de su fuerza que mantenemos el cariño de la persona ausente, presente en nuestra vida.
     Muchas veces podríamos preguntarnos ¿Cuántas personas caben en un corazón para amarlas? No hay un límite, pero con un Amor profundo y fundamental, dependería de que tanto tiempo les dedicamos y la atención y prioridad que les diéramos, y la magia que se produce en su relación, pero es muy complicado o imposible tener un compromiso con más de una persona al mismo tiempo
    Vivimos pudiendo llenar nuestra vida de energía, motivarnos y desarrollarnos cuando el amor se combina con pasión. La pasión que surge cuando una actividad al mismo tiempo que es un reto, y es un placer realizarla y vernos cada día con más maestría en el desempeño de la misma, nos cambia la reacción neurofisiológica corporal y anímica. Se incrementa el interés, aumentan las ganas y deseos de aplicarnos a esa actividad e ir descubriendo lo que somos capaces de lograr, en cualquier campo en el que tengamos interés y habilidad. 

    La vida es hacer y acción, así, el amor al impulsarnos y ligarnos a las actividades que disfrutamos, es lo que nos permite entrar en la rapsodia de lograr desarrollarnos, crecer, vivir intensamente y poder lograr ser lo mejor que podamos llegar a ser.
    

domingo, 23 de septiembre de 2018



LA AMISTAD: EL NICHO DE LA RECIPROCIDAD

      Marta Campillo

     Las interacciones con las otras personas nos muestran lo que somos, o no dan una señal de cómo nos reciben y el efecto que lo que hacemos tiene sobre ellos, así nos abren la posibilidad de ver y de sentir como estamos y decidir si eso es lo que queremos hacer y si de esa manera queremos ser. 
     Hay relaciones de muchos tipos, unas más formales, otras más superficiales, otras de convivencia laboral. Algunas son de un cariño incondicional, aprecio que ha crecido sin necesariamente proponérselo, con las cuales tenemos muchas coincidencias que hacen que la relación sea fácil; que transita por espacios de comprensión como puede ser con los seres más cercanos. Hay algunas muy especiales, en las que no tenemos que cuidar lo que decimos ni como somos, porque nos permiten al ser como queremos ser y en las que damos lo mejor de nosotros a esa persona que le llamamos nuestro amigo o amiga. Las relaciones se sostienen y se mantienen porque tenemos interés en todo lo que damos, la manera en que nos hace sentir, la manera en que nos muestra las posibilidades de dar y recibir, y por aquellas razones de experiencias compartidas en ciertos momentos de la vida, ya sea de alegría o de tristeza.
      Algunas personas las conocemos en difíciles momentos de la vida y con ellas o ellos se crea una relación muy especial, tan única pues esa circunstancia nos ofrece la posibilidad de ayudar a resolver o de que nos ayuden a salir o a enfrentar algo complicado emocionalmente. De esos momentos se crea la gratitud de haber recibido tanto apoyo incondicional y de haber compartido momentos como la muerte de una amiga o amigo.
      Existen también los amigos de toda la vida, con los que a lo largo de los años hemos compartido muchas cosas, con los que somos sin tapujos ni prejuicios y con los que hemos tenido la oportunidad de disfrutar el compartir, el reír, el llorar o estar tristes y en ese nicho poder estar para que, al emerger restablecidos, y para que podamos seguir siendo la mejor versión de lo que somos.
      Algunas veces la amistad comienza de manera fortuita, al poder compartir una actividad profesional y ese convivir se va expandiendo a otras áreas de la vida. Hay un colega-amigo con el que comparto una bella amistad que me dijo el otro día: “La amistad crea salud y bienestar emocional y la paz emocional, fortalece el alma y la salud física”. Preciosas palabras que reflejan la manera en la cual lo que somos, en la bondad, en el entendimiento, en el apoyo y en el compartir en muchos momentos tristes o de alegría, nos crea una sensación interior de sentirnos en unicidad con el mundo y los demás, de estar tranquilos y disfrutar de lo que somos y vivimos, así, es muy importante el cuidado de las personas a las que llamamos amigos o amigas.
       Y cuando haya momentos de malos entendidos, de levantarse con el pie izquierdo y estar presionado o estresado por circunstancias de la vida, en los que sin la intención atropellemos a alguna amiga o amigo, también existe la posibilidad de explicar, de comunicarnos, de abrir el corazón para pedir disculpas, para dejarle saber lo que nos estaba pasando. Alguna vez recuerdo, que otra persona contó cosas falsas que supuestamente yo decía de una gran amiga, y ella me lo contó, nos sentamos a platicar, a ver que sería lo que estábamos haciendo que promovía que quisieran interferir en nuestra relación. Hablarlo y analizar y reafirmó el gran compromiso que nos teníamos e hizo que la relación se profundizara y nos comprometimos a no dejar que otras cosas interfirieran con la amistad. Muchas veces hay que solucionar los conflictos para abrir el corazón y no dejar fuera a las personas que queremos y nos quieren,

      Hay que aprender a ser amigo, pues esa relación es libre, se escoge por que uno decide sí dedicarle tiempo y esfuerzo, pero también fluye libremente, es incondicional y no necesita de preámbulos y muchas explicaciones. Disfrutar de ser y tener amigas y amigos, es un privilegio de la vida, es un regalo a nuestra lealtad, reciprocidad, a que podemos compartir y apoyar y a que podemos estar para disfrutar de la compañía y la de los tiempos de felicidad.

lunes, 17 de septiembre de 2018



LA RESILIENCIA: sobrevivir más allá de la adversidad

    Marta Campillo

     Recuerdo a un niño que visitaba la clínica donde trabajaba, vivía en la calle y cuando nos sentábamos a platicar, yo le preguntaba por cómo le hacía para obtener o hacer ciertas necesidades de vida, pues no me imaginaba como se resolvían pues para mí, que vengo del mundo de la protección y acceso a todas las necesidades, nunca habían sido a los once años tareas o cosas que yo hubiera tenido que buscar sola.  El niño generosamente me ayudaba a entender que todo tiene una manera de conseguirse. Por ejemplo, la ropa se pide regalada en alguna casa, explicando que se vive en la calle y generalmente las personas encuentran ropa que donar. Bañarse es fácil pues eso se hace en el río. La ropa no se lava solo se tira para desecharla. Él tenía se caja de bolero y con mucho orgullo ofrecía sus servicios de limpieza de calzado, casa por casa y generalmente en esas casas le ofrecían comida. Tampoco era problema el dormir a la intemperie pues el cartón que se deshecha en los supermercados sirve para poner en el piso y para taparse. El me platicaba y me enseñaba las grandes habilidades e ingenio, que se tiene que tener para vivir en la calle, una que me maravillaba era la adaptabilidad a los cambios que se presentaran y otra y gran ingenio con el que se encontraba una manera de resolver las necesidades. Al cabo de un tiempo paso a contarme que trabajaba de payaso, en las calles o en fiestas. El me daba toda una clase en habilidades de sobrevivencia.
    La resiliencia es una propiedad que poseen los metales, en la cual pueden doblarse y no pierden su forma original. Este término se ha utilizado como una explicación para aquellos niños que ante condiciones personales y sociales adversas pueden sobrevivir y realizar una vida productiva.
      Las condiciones sociales actuales hacen que muchas familias sufran y padezcan hambre, escasez y pobreza. Pareciera a simple vista, que crecer en tales circunstancias, sería una condena a estar en el círculo de la pobreza para siempre. Nada en el ser humano es lineal o mecánico, vivimos en un medio de múltiples influencias que nos impactan para lograr sobrevivir. Las condiciones de sufrimiento también engendran habilidades de sobre vivencia. Lo ideal sería vivir en un país sin guerra sin crueldad, sin drogas ni violencia y con familias amorosas, que permitiera que los niños y niñas, tuvieran una infancia protegidos, con las necesidades básicas resueltas, pero desgraciadamente la realidad actual es otra.
     ¿Cómo se explica que existan niños que han vivido en la desprotección y sobresalen y se desarrollan para llevar a cabo una vida productiva? ¿Cómo han podido más allá de las carencias, encontrar un camino hacia la una vida productiva y con buenas condiciones de vida? 
     Sobrevivir es un arte que debe ser apoyado por la protección amorosa de alguien, que no es necesariamente un familiar, pero es una persona que apoya, que recoge al menor, aunque no sea en condiciones de igualdad a la familia, pero que en un momento ayuda a salvaguardar al niño o niña de los peligros de la desprotección. 
     Al proceso de ir más allá de las malas condiciones de vida y lograr sobrevivir habiendo aprendido habilidades para el trabajo y para la vida personal se le ha dado el nombre de RESILIENCIA. Lo que se ha descubierto es que siempre hay alguna persona que ayudó o aportó seguridad en esos momentos críticos. Más allá de que las posibilidades de sobre vivencia solo se dan con apoyo de alguien, es un verdadero milagro del espíritu y de las posibilidades del ser humano, el poder emocionalmente ir más allá de la negligencia, de la pobreza, y del desamor para lograr crear y tener una vida, llena de habilidades, de conocimientos y de alegría por vivir cuando se hace bajo esas condiciones. No se puede pensar superficialmente que todos los niños y niñas desprotegidos consiguen salvarse, muchos son víctimas de las terribles condiciones de violencia de la calle, de las pandillas o de la drogadicción y no encuentran a esa persona que les tienda la mano para ayudarles a desarrollarse. 
        En Latinoamérica hay ahora otro proceso de o que se ha llamado menores situación de calle, que son los niños que por diferentes razones de desintegración de su familia salen de su casa y que necesitan la atención de proyectos sociales para ayudarles a poder recibir comida y un lugar digno donde vivir. El problema no es fácil de resolver puesto que un niño que ha estado en la calle puede estar expuesto a lo peor de la violencia y la explotación.
      La oportunidad es que se intervenga desde los programas sociales o de organizaciones sociales que se dediquen al trabajo con niños para crear la resiliencia a propósito, creando condiciones de protección desde as cuales el niño o niña puedan aprender habilidades vitales, de trabajo y sobrevivencia.

    

jueves, 6 de septiembre de 2018



   
EL LABERINTO DE LA PAREJA
        Marta Campillo 

   Cuando conocemos a una persona y hay una gran atracción,  no únicamente física sino que se comparten muchas cosas, lo afectivo y emocional, o se tienen coincidencias en muchos niveles los gustos, los intereses, las preferencias culturales, se piensa que esa persona va a ser  EL ESPEJO DEL ALMA, que nos va a entender mejor que nadie, que vamos, a poder darnos sin restricción y recibir lo que hemos soñado y que va a reflejar lo mejor de lo que somos.
      Partimos de la idea de que el otro nos dará aquello que anhelamos, casi sin que tengamos que decirlo. La realidad es que toda relación es una interacción que hay que negociar. Tal vez, se tenga que platicar de los detalles de la manera en que a cada uno le gusta vivir. Tal vez, haya que explicitar lo que uno espera en términos de fidelidad, o del manejo del dinero, o de los gustos de recreación y algo muy importante es la dinámica a través de la cual se llega a una decisión.
     Muchas veces la atracción sexual hace que todos los demás aspectos queden de lado y a la hora de conocerse, se descubre que no existen tantas o ninguna coincidencia y comenzamos a querer imponer nuestra visión o manera de ser y a discutir y pelear.
     Algo que es muy relevante en la relación de pareja, es el que la otra persona nos pueda decir cuáles son las consecuencias y LOS EFECTOS que NUESTRAS ACCIONES tienen en su vida. Nosotros tenemos que estar dispuestos a escuchar y reconocer que lo que hacemos perjudica. Esto puede ser desde lo más trivial hasta lo más importante. Por ejemplo, el orden en la casa o como se van a pagar los gastos o la manera de educar a los hijos.
     Hay una condición lógica en la que sin darnos cuenta entramos, es una propuesta que se entiende por la idea de "SI, PERO NO", esto es, LA PARADOJA. Así, si uno dice "te quiero, pero no te acepto", eso es incompatible y no se puede resolver.
     La paradoja, es una manera de posicionarnos en la cual, se mantienen ideas contradictorias. Por ejemplo, quiero la relación, pero no quiero reglas o ser fiel. ¿cómo se resuelve la contradicción? Poniéndose del lado del sí o del no, por ejemplo, si quiero la relación, luego entonces acepto lo que conlleva tenerla. O no la quiero, entonces debo alejarme. El problema es no darse cuenta de la contradicción y vivir queriendo todo. Cotidianamente tenemos ideas paradojales, quiero bajar de peso no quiero hacer ni dieta ni ejercicio, imposible lograrlo. 
     Resolver implica reconocer la paradoja y decidir de qué lado se quiere estar, de si o del no. Aceptar las consecuencias que nuestras acciones tienen sobre la vida de las otras personas permite entrar en el camino de poder clarificar que dos lo que uno quiere y está dispuesto a hacer para negociar y conservar la relación.
     El amor por la persona muchas veces permite que se tenga la disposición de negociar, de aclarar la posición y necesidades de cada una de los integrantes de la pareja. Aunque siempre el conflicto implica cambio, o enfrentar el dolor de la mentira o la traición y el tener que encontrar la manera de vivir con algo que puede no ser fundamental y dar espacios para que cada quien haga lo que necesita
     Algo muy importante es una manera de hablar que comúnmente le llamamos ningunear, lo que se llama descalificación. Esto es, cuando la persona dice algo, rechazarlo, no creerlo, invalidarlo con otros argumentos o nos burlamos. Es importante reconocer cuan ninguneamos a la otra persona, pues el efecto sobre ella es TU NO CUENTAS. La consecuencia de responder así, es aumentar la confusión y el conflicto.
     Cuando interactuamos para negociar hay que preguntar todo lo que no entendamos para poder conocer la manera de pensar del otro/a, desde que premisas sostiene esa manera de ser. Así y solo así, reconociendo nuestras paradojas y la manera en que cerramos la negociación descalificando, es que existe una posibilidad para la reconciliación o el perdón. El amor puede resurgir cuando con honestidad se quiere conservar la relación y cambiar.

domingo, 2 de septiembre de 2018




¡UN ÁRBOL CAYÓ! 
Una breve reflexión sobre la vida, la muerte y la familia 
Psic. Shiray González Pérez

El APRENDIZAJE
    A lo largo de nuestras vidas es indudable estamos expuestos a muchos cambios. Cambios si llega un nuevo hermanito, cambios de escuelas, cambios de amigos, cambios de rutinas, cambios de residencias, cambios de trabajo, fallecimientos, etc. Dicen por ahí que la única constante en la vida es justamente eso, el cambio. Y con cada uno de estos cambios vamos teniendo pérdidas y ganancias. Vamos perdiendo cosas, personas, expectativas, ilusiones, etc. Pero también vamos ganando nuevas experiencias, aprendizajes, personas, etcétera. Que van enriqueciendo nuestras vidas y, con todo esto, vamos construyendo historias que le van dando significados a nuestro existir. Sin embargo, no siempre son procesos fáciles.
      Muchos de ellos son dolorosos y que pueden asustarnos y hasta hacernos dudar si seremos capaces de seguir adelante y afrontar lo que sigue. Tan es así qué hay personas que evitan los cambios, que se esfuerzan por controlar las cosas para que todo siga igual. Y esta es una expectativa muy difícil de lograr. Tal cómo lo comenté anteriormente, una de las pérdidas más importantes del ser humano es el fallecimiento de un ser querido. Desde un aborto espontáneo, un bebé, un niño, un padre, una madre, hermanos o cualquier familiar, amigo o amiga cercana. Este tipo de pérdidas llegan a ser muy dolorosas dependiendo de la relación, la cercanía, las experiencias compartidas y los significados construidos con la persona que se va. Porque no solo hablamos de la pérdida física, sino de la pérdida de todo lo que esa ausencia ocasiona.
       El saber que no tendremos más esas palabras, esos abrazos, esas pláticas y convivencias juntos, incluso podemos llegar a sentir que se pierden los significados que construimos con esas relaciones. Pero existe algo que a veces el dolor no deja ver. Que es el hecho de que esas experiencias, aprendizajes y significados no se los llevan cuando se van. Eso se queda con nosotros en cada pensamiento, en cada recuerdo. Solo nosotros somos los responsables de guardar celosamente estas historias vividas. No se trata de olvidar o pretender no sentir dolor. Se trata de construir una nueva historia, una nueva relación y nuevos significados con esa persona que se ha ido. No digo que sea fácil, ni tampoco que el dolor desaparecerá, el dolor quizá nunca se vaya, pero si ayudará a mitigarlo de forma que podamos seguir adelante. Efectivamente ya no podremos tocar, ver y abrazar en el plano físico. Pero seguro se podrán reconstruir nuevas historias basadas en todas las experiencias vividas con esa persona y entonces... la vida seguirá teniendo sentido vivirla... Como mi hermana describió la muerte de mi abuelo: “un árbol murió”. Este roble murió. Pero jamás se perderá ya que no será olvidado. Sus raíces han traspasado 4 generaciones y por muchos años más seguirá recogiendo frutos de todo lo sembrado durante todos estos años en su andar por la vida. ¡Este es su legado y con mucho orgullo, fuerza y coraje regirá nuestras vidas en cada paso que demos!

REFLEXIÓN
      Así que te invito a ti que estas leyendo esto, a que revises todo lo que siembras a lo largo de tu vida, lo que en cada uno de tus pasos vas enseñando a los que te rodean, te acompañan y te observan, aunque quizá tú no te des cuenta. Por supuesto que también te invito a reflexionar acerca de cómo estás contribuyendo con tu familia para convertirla en un mejor lugar para crecer, para estar y siempre querer regresar a ella pese a las dificultades que siempre habrá, a la edad, a la distancia y al tiempo. Ahora, bien, si ya perdiste a alguien muy querido, seguro duele y está bien que duela. El dolor nos ayuda a recodar la vulnerabilidad de la vida y ojalá y eso funcione para querer aprovecharla, vivirla y disfrutarla cuando la tenemos y con quien la compartimos.