VALOR PARA VIVIR
marta campilloQuiero valor para vivir
que me permita resistir
Quiero la fuerza
Quiero sentir
Quiero valor
Quiero amor por la vida,
Quiero valor para vivir
llegar a ser
VALOR PARA VIVIR
marta campillo
SABERES VS. COVID
Marta Campillo
La pandemia que se ha generado por el contagio del virus covid 19,
ha alterado
mucho nuestra vida cotidiana. Enfrentar los retos del aislamiento
y el confinamiento
hace necesario recordar algunas habilidades de sobrevivencia que
se han creado
en el día a día de vivir.
Desde pequeños enfermarse es parte de aprender
ciertas habilidades, que aunque nunca se hayan identificado, las vivimos como
parte del convivir y sobreponernos a la enfermedad. La pregunta que nos permite
acceder a la alcancía de conocimientos y de experiencia guardada, es ¿Cómo le
hicimos para lidiar con los retos de sentirnos mal? A veces era tener paciencia
ante el no tener control para podernos quitar el malestar. Otras
veces, el distraerse era una de esas habilidades que ayudaron a soportar el dolor
o el malestar, o como, sin pensarlo descubrimos cosas que nos permitían
descansar y no prestarle atención al agobio físico que viene con la enfermedad.
Cada uno de nosotros ha
respondido a su manera, para estar mejor y hacerle frente a la enfermedad. La alteración
de la temperatura, o la incomodidad de los síntomas cuando nos incapacitan, forman
parte de los retos ante los cuales hemos ido descubriendo habilidades
emocionales para manejarlos. Cómo contestarían la pregunta ¿Qué te ayuda en
tiempos difíciles a manejar el miedo, la angustia o la desesperanza ante
enfermedad? Si haces memoria podrás acordarte de alguna vez que siendo pequeño
te caíste o te enfermaste. Todos tenemos esas experiencias de enfrentar al
susto, el miedo, el dolor o la angustia, y tal vez puedas recordar los cuidados
amorosos con los que te apoyaron y como en esas relaciones también
aprendiste a cuidarte.
La enfermedad es difícil físicamente, lo
cual implica aprendizajes, desarrollo de habilidades, que nos permitan
sobrevivirla. Además, en esta época donde confinamiento es una medida recomendada,
el aislamiento es una consecuencia complicada, la creatividad es una de las
puertas de salida para encontrar como manejar el tiempo. Así, aunque la
perturbación de la vida diaria, y el estrés de la incertidumbre, constituyen
una presión que nos empuja a no saber como responder, cuando nos preguntamos
¿Qué estamos haciendo que nos permite ocupar los días? ¿A que le queremos
dedicar tiempo ahora que estamos en casa? Empezaremos un proceso de descubrir
algunas cosas que tal vez, teníamos ganas de aprender y no lo habíamos hecho;
tal vez sea el ayudar a otras personas que lo necesiten, tal vez, el podremos aprovechar
esta oportunidad para planear o aprender o enseñar o realizar o también
descansar.
No existe una respuesta
única, ni buena para resolver esta situación inusual y estresante del confinamiento,
pero encontrarle la cuadratura y resolverlo se basa en el descubrimiento y la
puesta en práctica de todo eso que tenemos en los aprendizajes de vida y que a
la mejor, ahora estamos descubriendo,
La tarea de sobrevivir en esta época, más allá
de la enfermedad, nos enfrenta a resolver problemas múltiples y complejos, como
es el estrés del desempleo, del posponer tratamientos médicos, de las perdidas
emocionales por fallecimientos de seres queridos, estas frente a un momento no
visto en un siglo y por ello se hace necesario descubrir lo que somos y lo que
podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos y a los demás, afortunadamente eso
lo tenemos en aquello a lo que le damos valor, lo que es preciado en la vida y
lo que nos motiva y nos sostiene, además de todos esos saberes aculados en la
experiencia de vivir.
Acordarse de recordar marta campillo No olvidemos El dolor vivido Que va forjando la lucidez y la resistencia para sobrevivir Que la herida que abrió el sufrimiento sea la guía para cicatrizar y dejar ir Ver más allá de la tristeza que ciega a través de las enseñanzas del amor Que sea la compasión el nicho Donde el corazón encuentra paz y florece Acordarse de recordar que en lo vivido esta lo que valoramos y nos inspira a ser lo que queremos ser |
CONSERVAR LA ESPERANZA Marta Campillo
Cuando los nubarrones oscurecen el horizonte de la vida, como
están siendo en estos momentos de encierro y amenaza de la salud; todo eso nos
invita a la desesperanza, al cansancio, o a la desesperación, ya no se diga el
dolor por la ausencia de familiares queridos o de amigos. La gran pregunta
es ¿Cómo vamos a ir más allá del peso del dolor? Cada quien tiene una historia
de haber sobrevivido a otras situaciones difíciles. Nadie vive algún trauma de
manera pasiva, sin responder, sin dar muestras de resistencia. Así, casi
sin saberlo, ya tenemos en nuestra experiencia, la sabiduría de conectarnos con
la vida y la esperanza. Tal vez, está en algún recuerdo amoroso, compartiendo
la vida con la persona ausente. Tal vez, está en el apoyo que recibimos y la felicidad
que creo su presencia en nuestra vida. Tal vez, aprendimos a vernos a través de
sus ojos y lo que hemos aprendido con su apoyo a ser lo que somos. Toda
la huella de la riqueza que su presencia nos dio y se queda en nuestro corazón,
abrirá el camino de llevarlo en el corazón. Todos tenemos
muchas maneras de recrear lo que somos, de encontrar en la riqueza de la
experiencia vivida aquello a lo que le hemos dado valor, por ejemplo, el amor a
la familia y a la amistad, o el sentido de justicia, o el valorar la salud o al
respeto a los demás y la igualdad, éstos se convierten en una plataforma, en un
territorio desde el cual nos podemos apoyar, para encontrar maneras de
reconectarnos con la vida y encontrar maneras de sobrevivir. El reconocer lo que
valoramos, nos permite orientar nuestra existencia, nuestras decisiones, acerca
de las maneras que elegimos para hacer honor a su memoria y su vida, tener
presente la huella de amor de las personas ausentes. Desde el amor
por la vida, que se manifiesta tanto en las pequeñas acciones, como en la
manera como enfrentamos el sufrimiento, o los sacrificios que hacemos por el
bienestar de los otros, somos una expresión de aquello a lo que le damos valor,
esa riqueza contenida en nuestra experiencia de vida, es lo que somos es lo que
nos va a permitir sobrevivir y recrear el amor por vivir.
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Sabiduría para
sobrevivir
Marta Campillo
Cuando estamos enfrentando una
enfermedad, con síntomas fuertes e incapacitantes, enfrentamos la
enfermedad de muchas maneras y niveles. Por un lado, nuestro cuerpo tiene
que activar todas las defensas que le permitan disminuir el daño, eliminar
los patógenos ir a un lugar donde la recuperación es posible. Muchas veces
es necesario ayuda médica, que nos permita recuperarnos.
Otro nivel muy importante es la manera como
vemos y manejamos la enfermedad. Ahí, es donde toda la experiencia de vida que está
en nosotros, desde que nos dio el primer catarro y lo sufrimos y lo
sobrevivimos. Desde ahí, se van desarrollando las habilidades necesarias para
responder a la enfermedad, soportarla y superarla.
Nuestra
historia está llena de experiencias de soportar el dolor, de tener paciencia,
de encontrar maneras para manejar las molestias y lograr aliviarnos. Lo
que hacemos para que la enfermedad no nos agobie, aunque sea difícil sentirse
mal, es hacer todo eso que nos calma y que nos permite no perder la esperanza.
Muchas veces nos
aliviamos sin saber claramente todo lo que hicimos, y como logramos no
enfocarnos tanto en las molestias que las hicieran más insoportables. O la
manera en la que tratamos de distraernos o incluso de dormir para manejar el malestar.
Al mismo tiempo que los
síntomas físicos, hay muchos efectos emocionales negativos, entre ellos el
miedo, la angustia o la depresión o el enojo. El reto es encontrar maneras de
no dejarnos llevar por la negatividad, por la desesperanza o la desesperación. Todos
hemos aprendido como calmarnos, desde el dejar de llorar ante una caída, o
esperar a que la medicina haga efecto y aguantar el dolor, o
entender que hay muchas cosas que hay que vivir en carne propia y nadie puede
hacer desaparecer el malestar o la enfermedad. Así, todas esas vivencias nos
preparan, nos enseñan, hacen que tengamos guardada como una alcancía de
habilidades y conocimientos para poder usarlos en los momentos de difíciles de
enfermedad.
Además, todo eso que amamos,
lo que valoramos nos motiva y nos inspira para no darnos por vencidos. Por
ejemplo, pensar en las personas que amamos, nos da fuerza y entereza para
luchar, para no darnos por vencidos. Así, hay que tener presente y recordar lo
que es preciado para nosotros. Cabe el preguntarnos, ¿Cómo logré no
desesperarme, cuando me sentí mal? ¿Qué estoy haciendo para que la enfermedad
no me de miedo? ¿Qué hago para tener clama cuando me enojo? ¿Cómo me ayuda ahora
que estoy sufriendo pensar en lo que valoro? ¿Qué hago que me ayuda a seguir trabajando
y no darme por vencido? Podemos retomar todas las historias y los recuerdos que
nos permitan seguir adelante, que ayudar a que podamos ir más allá de la
enfermedad, observando y recordando lo que nos ha servido, aunque nunca ante lo
hayamos pensado y reconocido, y al hacernos las preguntas tal vez se haga
evidente que sabemos más de como enfrentar y sobrevivir a la enfermedad, de lo
que creíamos que podríamos.
El sobrevivir
está contenido en el arte de tener presente lo que valoramos y lo que somos capaces
de hacer para estar mejor, de revivir las experiencias de que hemos tenido de
sanar. Con cada puesta en práctica de una habilidad, por más simple que
parezca, como hacer algo que disfrutamos o algo que ya hacemos muy bien y nos
deleitamos realizándola; con cada vez que el amor a la vida nos ayuda a perseverar;
con cada vez que vemos a las personas queridas apoyándonos en la recuperación;
con cada vez que vivir con la enfermedad es más fácil, estaremos siendo la
persona que queremos ser y estaremos descubriendo todo aquello que está
contenido en nuestra sabiduría de vivir ante la enfermedad.