NI NI
Marta Campillo
A través de a vida hay muchas
ocasiones o momentos de transición, de cambio en la vida que generan una
sensación de estar perdidos, desorientados, de no saber que queremos hacer con la
nuestra vida, lo cual puede ocurrir ante los grandes cambios de etapa en la
vida. Desde muy pequeños hemos estado sujetos a horarios determinados por
calendarios organizados por la escuela, si lo pensamos bien, desde muy pequeños
primero nos inscribieron al kínder o preescolar, después a loa primaria y a la
secundaria, puede ser que se comience a trabajar después de la secundaria, pero
realmente, es hasta después de la preparatoria donde tal vez hay grandes cambios,
tal vez de escuela o de ciudad y ahí comienzan nuevas experiencias de vida. Es
cuando terminamos la carrera que comienza la sensación de preguntarnos “¿y
ahora que hago, a qué me dedico?” si no
se engarza la terminación de la carrera con un plan de trabajo o de estudios
avanzados, de pronto pareciera que no podemos auto organizarnos más allá de la organización
externa y ahora comienzan las demandas de autonomía económica y emocional. Esta
época se convierte en verdaderamente estresante sino se tiene una visión de que
es una etapa en la que hay que desarrollar un proyecto que conlleve a un camino
de búsqueda de trabajo o de actividades productivas.
No es únicamente en esos momentos de
terminación de la escuela en la que surge que la sensación de estar fuera de
proyecto, o de planificación futura, o de un camino en el que se vea claramente
el rumbo. La sensación de que nos hemos quedado sin programa puede surgir
siempre que se termine una rutina o quehacer o trabajo organizado que hayamos
realizado por algún tiempo. Pareciera que la mejor respuesta es que
aprendiéramos a cambiar de situaciones y estar dispuesto a generar las alternativas
para que eso que vamos a querer realizar o desempeñar sea de nuestro agrado,
exige gran flexibilidad.
En el mundo moderno la posibilidad de
conseguir trabajo en el campo que se estudió, muchas veces no es probable, hay gran escases de empleos, por lo tanto, la presión para buscar en áreas relacionadas se
incrementa y para ser muy creativo y recordar todas aquellas cosas que hayamos
aprendido y nos interesen pues es posible que ahí, en ese campo si haya trabajo.
Ahora incluso las universidades tienen carreras de campos combinados en los que
se nutren dos áreas de aplicación que se combinan en la práctica.
Existe un gran reto para no darse por
vencido cuando de pronto no se puede lograr de manera inmediata lo planeado y
deseado, como lo es, el encontrar un trabajo en lo que se pueda continuar el aprendizaje
y el desarrollo. Realmente hay que vencer ese reto ampliando los horizontes,
mirando esa etapa de la vida como un nuevo proyecto que requiere un pensamiento
abierto, flexibilidad, mirar a todas olas posibilidades cercanas y lejanas. No
descartar posibilidades antes que realmente evaluar que se necesita en
capacitación y habilidades para poderlas realizar. Ante las dificultades para encontrar
trabajo, se necesita dedicarles tiempo a las fuentes de información en redes
sociales pues que ahora las empresas mantienen páginas para promover sus empleos
y desarrollos.
Muchas de las personas antes de entrar en
el campo en el cual van a sobresalir, desarrollan muchos otros empleos, que
resultan ser temporales y les dan experiencia en el trabajo, aunque no sea su
campo escogido. La clave es no convertir esta dificultad en un problema
personal de fracaso o de culpa sino tomarlo pensando en cómo hemos resuelto otros
retos. Por ejemplo, si un trabajo requiere que sepamos nadar, pues habrá que
aprender a nadar, o si requiere que sepamos otro idioma o alguna habilidad que
no imaginábamos, pues hay que aprenderla y desarrollarla.
Lo que resuelve la situación es la manera
en cómo se enfrente la situación de cambio que puede implicar retos y
necesidades de aprendizajes que no se habían previsto, pero que únicamente las personas
que estén dispuestas a enfrentar el reto podrán resolver, crecer y conseguir las
metas.