viernes, 12 de octubre de 2018





EL ENOJO: UN FUEGO QUE CONSUME
        Marta Campillo 


     El enojo es una emoción muy expansiva que invade la vida, las emociones, los pensamientos, el estado de ánimo, y tiene muchos efectos negativos. En el cuerpo genera una sensación de desesperación. Hay una angustia por querer sacarlo y dejar de  sentirlo, cancela la lógica reflexiva, y la persona no sabe qué hacer.
     En los casos infantiles hay que valorar si no se debe a un problema del desarrollo neurológico, una disfunción  en la maduración neurológica, pues esto hace a las o los niños irritables y que fácilmente pierdan el control y se enojen.
     En otros casos hay que mirar a la situación donde se da, puede ocurrir que haya ciertas relaciones en las que el  entendimiento sea muy pobre y  produzcan conflictos. El analizar que pasa entre las personas, ¿cómo pasa?, quién agrede y cómo es que se escala en el desacuerdo, permite ver concretamente la cadena de interacciones para poder darse cuenta de lo que no ayuda y parar. El contexto donde se dan y la historia con esa o esas relaciones nos permite tomar decisiones acerca de nuestro propio accionar, si debemos cambiar y permanecer y negociar y cortarlas.
      Una experiencia de vida me enseñó mucho acerca del enojo. Hace muchísimos años, de repente sentí una ola de emoción, revuelta con energía que me impulsaba a repeler a una persona que había sido mi pareja y me traicionó. Él vino a mi casa a hablar conmigo, pero me era imposible oír, por la ola de fuego se apoderó de mi cuerpo. Como nunca me había sentido tan invadida por una emoción tan fuerte, a la que yo llame un "odio jarocho".
     Nunca había experimentado tener una emoción tan invasiva que no la podía razonar, aplicaba los métodos de relajación y no me calmaba. Entonces tuve que alejarme, separarme de la persona y despedirlo pues no me era posible ni escuchar o soportar su presencia.
    Me pregunté ¿Qué puedo hacer para resolver ese enojo que me invadía? No sé cómo pensé en la función del enojo y me pregunté ¿Qué lograba el enojo teniéndome así? Lograba separarme, alejarme de la causa, y ¿Qué lograba con eso? Tener seguridad, y ahí pensé que el enojo en este caso me protegía, tal vez, de mí misma, y de que yo no fuera a ser capaz de regresar con esa persona que me dio cicuta emocional. La fuerza tan tremenda del odio me detuvo.
     Cuando pensé en el enojo como una máscara que tenía un propósito, y me di cuenta de que la solución estaba en reafirmarse que yo era capaz de cuidarme, de protegerme, para que no me volvieran a lastimar y de decir NO a la relación, puesto que esa cercanía me había herido profundamente ¿Qué pasó con el odio? Como por arte de magia se esfumó, ya no lo sentía, estaba tranquila y con la seguridad que mi mente me cuidaba y esa experiencia me dio una gran lección.
     El separarnos de los efectos negativos que un problema tiene y mirarlo desde afuera, de lejos y ponerlo fuera de nosotros nos da una gran capacidad de observación y de análisis para descubrir cuáles son los efectos del enojo y si hay algunas causas que lo provocan. Además de observar como hemos logrado ir más allá del mismo.
     Muchas veces es el dolor residual de una separación no resuelta, otras veces esa persona nos ha seguido agrediendo y el conflicto permanente alienta al enojo. En todo caso muchas veces tiene que ver, con que eso que pasó en la relación lástima lo que valoramos como sagrado, aquello que, aunque no lo hayamos identificado vive en nuestras creencias, como el sentido de justicia, la lealtad, el respeto y la confianza para decir la verdad. Esa transgresión a lo que consideramos intocable, ayuda a que el enojo permanezca. Aún en condiciones de agresión, el camino será la resolución y no la misma respuesta que nos daña. Para lo cual identificar lo que nos calma, lo que nos ayuda a zafarnos de las emociones negativas y el descontrol y regresar a la tranquilidad. Es muy importante.
     Cada uno de nosotros tiene habilidades de vida, adquiridas a través de resolver problemas y de reconocer la manera como queremos ser. Cabe hacernos unas preguntas: ¿Qué haces cuando te llega el enojo? ¿Cómo has logrado entender cuales son los efectos negativos del enojo?  ¿Cuáles estrategias utilizas que te sean efectivas para calmarte? ¿Has identificado el contexto de relaciones del enojo?

   
     


1 comentario:

  1. Mientras leía el texto relacionado con la emoción del enojo, pude recordar mis propias experiencias, cuantas veces me ha atrapado el enojo, antes no sabía que hacer con esas sensaciones y las guardaba pensando en que no estaba bien sentirlo... Después de muchos años aprendí que las emociones no son buenas ni malas.. Solo son parte de nosotros mismos y que es saludable experimentar sus sensaciones, pero también aprender a manejar las emociones ya que estas nos proporcionan aprendizajes. Cada emoción tiene un propósito, la trsuteza nos permite reflexionar y estar con uno mismo, la envidia bien manejada puede llevar a un individuo a lograr lo que desea y que no posee, la frustración es una oportunidad de buscar lo que no se logró a la primera... El enojo permite poner límites hacia los factores que lo provocan da al individuo herramientas para hacerse respetar o ser respetado. Cada emoción es una manera de identificar las propias sensaciones y comunicarse con el propio cuerpo.. Hay tantas cosas que aprender de las emociones que el mismo Daniel Golleman dice que si desarrollamos la inteligencia emocional la inteligencia intelectual se desarrolla por sí misma.

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