viernes, 5 de octubre de 2018




LA HUELLA DE LA VIDA
Marta Campillo
    
      Como seres humanos tenemos el privilegio de ser amados y así aprender a amar. Desde que nacemos, esa especial inmadurez con la que venimos al mundo, hace que para que podamos sobrevivir necesitemos de otras personas, esto es de cuidadores, generalmente son los padres o familiares, otras veces son personas que se encargan del cuidado, la cuestión es que debemos estar rodeados de otras personas que nos enseñen a comer, a controlar esfínteres, caminar o a hablar y a relacionarnos.
     En ese tránsito de desarrollo y aprendizajes, aprendemos algo muy importante, a dar y recibir cariño. Tal vez comienza el proceso con el hecho de la protección que recibimos cuando nos amamantan. Tal vez cuando identificamos la voz de la mamá o sonreímos con los mimos y chistes del Papá. Quizás sea cuando comenzamos a jugar y en esa interacción, entre risas y "monadas" por las que recibimos el cariño jovial. De esas interacciones aprendemos la importancia de dar y recibir y eso nos da seguridad.
     Durante ese tránsito de crecimiento además de habilidades concretas, aprendemos lo que las demás personas son para nosotros y en esas condiciones vamos construyendo lo que somos, a través de vernos en los ojos y aprobación de los otros.
     Los procesos que se mueven para que vayamos contestando la pregunta ¿Quién soy?, se van dando dentro de las relaciones que nos ayudan a vivir, en todo lo que hacemos, y lo que compartimos con las otras personas. Por lo cual hay personas muy especiales que nos dan señales importantes de quienes somos, al reflejar lo mejor de lo que somos en los ojos de esa persona., en su apoyo y entusiasmo por nuestros planes y futuro.
     La manera en que interactuamos nunca es solamente de un lado, las acciones van de la otra persona a nosotros y de nosotros a esa persona. Pensar las relaciones como circulares nos ayuda a darnos cuenta que nuestra presencia es importante para las otras personas y no únicamente ellas para nosotros. Recibimos apoyo y amor y las personas también lo reciben de nosotros.
     Lo que llamamos ser yo mismo, el reconocerlo o descubrirlo, es un proceso de vida, en donde continuamente las relaciones que se establecen nos enseñan de nosotros mismos y aprendemos de lo que las personas aprecian en nosotros y ellas o ellos reciben lo que les damos y también aprenden de sí mismos.
    Un hijo puede recibir apoyo, comprensión, y cariño de sus padres y este a su vez les da cariño y reciprocidad a su trato. Así, el hijo o la hija aprenden de sus padres como ser personas e hijos, y los padres aprenden como ser padres y a formar a una persona llamada hijo/a. Las personas con las que interactuamos son muy importantes, son la fuente para aprender a ser y formar una identidad. Las influencias son múltiples a lo largo de la vida.
Cuando una persona amada o cercana, se va o fallece, nos ha dejado toda la huella de su amor en nosotros. Cuando pensamos en ella o él, tal vez recordemos lo que su cariño significó para nosotras. Tal vez recordemos sus enseñanzas y lesa manera única en que éramos con ella o con él.
     Una experiencia que nos hace visible la presencia de esa persona, son los momentos posteriores al fallecimiento, al reunirse todas las personas para dar el pésame, esas personas nos comentan sus recuerdos de las experiencias con la persona que falleció. La huella de la vida se deja en todas las personas con las que tenemos contacto.
     Hacer honor a la memoria de la vida de la persona que murió, se hace posible al evocar los recuerdos de la huella de su vida.

1 comentario:

  1. Dejar huella, es una de mis grandes metas en mi vida... No quiero pasar desapercibido para mi hijo, para mis hermanas y sobrinos... El mostrar amor se aprende en la interaccion, en nuestro contexto... Sin embargo no todos tenemos la agradable experiencia de aprenderlo como uno quisiera, sin embargo hay tantas maneras de aprender amar y dejar huella del amor... "Si aprendimos a estar mal... También podemos aprender a estar bien" se puede aprender amar, la resiliencia enseña amar y a evitar los patrones aprendiendo nuevas formas ... Amar y dejar huella del amor es una de las herencias más saludables que podemos dejar a la humanidad... Gracias por enseñarme amar y aceptar lo que no puedo cambiar ... Amar es aceptar sin juzgar, amar es saber perdonar, amar es el todo... Es una gestalt.

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