viernes, 18 de enero de 2019




   
DEJAR IR
   Marta Campillo

    Hay muchas ocasiones en la vida donde establecemos relaciones que son muy profundas por los muchos niveles que compartimos, de tal manera que, en la confusión de separarse, de ya no tener esa presencia en nuestra vida, fácilmente se forma una paradoja, esto es, sin darnos cuenta mantenemos dos posiciones encontradas. La realidad de lo que ha pasado dice separación, y las emociones dicen: quiero quedarme y seguir, encontrar una fórmula mágica que cambie el estado de las cosas, que la pareja me pida perdón por la traición, que reconozca que me hirió; que me quiera y priorice lo que tenemos, en fin, que cambie. Así nos planteamos, “nos separamos, pero quiero quedarme”, “Estoy en la relación, pero no estoy”, “Me quedo, pero me voy”. Lo cual hace a la separación una paradoja, est9o es, cuando se piensa en dos cosas que son incompatibles y que no pueden sostenerse al mismo tiempo. Esto es, o me quedo o me voy, pero no se puede definir terminar y no quedarse en la relación y al mismo tiempo seguir estando en esta. La cuestión es que esto pasa sin que nos demos cuenta de que como se esta planteando la separación no es una verdadera definición de separación, esto se da por el gran dolor que ocasionan los conflictos.
       El dolor viene de la traición, del maltrato, de la lucha que ocasiona la contradicción con las mentiras, y el tratar de lograr acuerdos y del tiempo que tengan en esa lucha. Si en ese proceso se logra ponerse de acuerdo e ir más allá de lo que ocasionó el problema, las personas logran ponerse de acuerdo y perdonarse. Lo malo es cuando las personas ya están involucradas con otras personas, ya existen otros hijos de por medio, ya hay disputas legales costosas y dolorosas, lo cual hace mucho más difícil el poder volver a la relación con confianza y amor.
       Sin embargo, si más allá de lo que la pareja haya hecho, la seguimos queriendo y conservando la fantasía que generaba su cariño, será difícil olvidar. Dejar ir implica no seguir pensando en lo que no es un hecho, que sería la realidad de que la persona no está libre y en disposición emocional de reparar el daño. Pero si las dos personas fomentan mensajes de amor, aunque estén lejos, de querer seguir, aunque no cambien nada en la vida que implique que van a reconstruir la relación, siguen en contacto, que muchas veces se torna amoroso, las posibilidades de olvidar son casi nulas. ¿Cómo se puede entonces dejar ir los sentimientos de añoranza por el otro? ¿O la necesidad de que sea esa persona nuestra pareja? Dejar ir, pasa por la aceptación fría de los hechos, de mirar la realidad de lo que se tiene en el presente que permitiría o rehacer la relación y resolver los obstáculos o aceptar la imposibilidad de lograrlo.
       La ambigüedad engendra dolor y confusión, duele ser claro y enfrentar que no hay posibilidades de retomar la relación, que muchas cosas incambiables se interponen, pero eso es así. Pero duelo más la confusión, la expectativa de volver a tener la relación, que nunca se cumple. El dolor que produce el desengaño perpetuo, de querer y no poder rehacer el contacto, la cercanía o el amor. Así, hablar de frente consigo mismo, sin engaños ni mentiras, reconociendo que es difícil abandonar el sueño de que la persona sea lo que no es.  Por ejemplo, uno se separó de la pareja porque fue infiel y estableció otra relación y en el presente la tiene. Y sin embargo la persona se acerca y quisiera retomar la relación, sin cambiar nada de su vida. Uno se separó por las razones que siguen vigentes en la vida del otro, y esa persona quiere acercarse sin cambiar nada. ¿Si uno acepta, está siendo coherente con lo que generó el problema en primer lugar? Se quiere que la persona sea diferente pero la está aceptando con otra relación, y volvemos a que al pensar así, otra vez se mete uno en problemas de plantearse la vida con la propuesta “sí quiero pero no quiero” y desde ahí no se resuelve nada y está muy complejo tener calma, y poner en claro lo que se necesita para dejar ir esos sentimientos y cambiar la vida.

2 comentarios:

  1. Considero que para que una relación funcione ambas partes deben estar de acuerdo, si una de esas partes hace algo que lastime o lleve al fracaso la relación es mejor dejar ir y quedarse con la experiencias, con lo bueno de la relación y que aprendimos de lo malo, se pasará por un duelo, pero vendrán más personas nuevas cosas, y quizá en algún momento puedan encontrarse y poder saludarse, eso dependerá de la persona, por otro lado en muchas ocasiones las personas después de todo lo negativo que han pasado deciden seguir juntos y perdonar, creo en el cambio siempre que ambas partes estén en la mejor disposición, y el proceso sea el adecuado.

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  2. Todas las personas en situación de alguna relación formal e informal muchas veces se encuentran en una situación, de no poder dejar ir a la otra persona, que muchas veces prefieren soportar todo lo que la persona hace encontrar de su relación, muchas veces se permiten cosas que sobrepasan la integridad en este caso de la mujer permitir un engaño, porque dicen que va cambiar o porque lo aman, e incluso muchos dicen "esque sin el no puedo salir a delante" cuando realmente pueden lograr todo, lo triste es permitir todo lo malo y no darse cuenta que lo mejor para ambos es dejarse ir.
    Son sólo experiencia que nos marcan y que nos permiten ya na pasar por el mismo camino, pero muchas veces es difícil poder soltar a alguien con quien vivistes muchos años y que pasastes muchas experiencias bonitas y malas, e incluso cuando hay hijos por medio,ya no es más fácil poder decir adiós , pero tampoco es imposible cuando realmente se quiere uno y se ama como persona, creo que lo primer es saber amarse uno mismo para poder amar a otro, recuerda si regresa es tuyo,pero con cambios para una mejor relación.

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