LA SABIDURÍA DE VIVIR
Marta
Campillo
Cuando enfrentamos un problema, una mala noticia, una crisis, cada uno de nosotros tiene su manera de calmarse, de ir más allá de las emociones para poner en práctica lo que le ayuda y hacer todas las cosas que le permiten calmarse, tranquilizarse, para lograr enfocar nuestra energía en buscar la manera en que se puede responder a la emergencia y poder resolver o mejorar a manera de enfrentar el problema.
Muchas veces ese conocimiento no está tan a la mano de lo que conocemos de
nosotros mismos y el miedo, el enojo o la ansiedad pueden apoderarse de
nosotros y hacernos sufrir. Hay problemas difíciles o complicados de
vivir y eso parecería no darnos otra opción más que el sufrimiento. Aun así,
tenemos que escoger la mejor manera de responder, para poder apoyar, ya sea a
otra persona, o a nosotros mismos.
Si alguien
nos preguntara ¿Qué haces cuando te sientes mal, ya sea triste o con nervios, o
enojado, que les contestarías? A la mejor nunca antes habías reflexionado en lo
que haces, y si lo piensas te das cuenta de que o te acuestas y duermes un
rato, o escuchas música, o te sales a caminar o hacer ejercicio, o lloras un
rato y vives la tristeza y la transformas en lágrimas dejándola ir. Una persona
me ha comentado que cuando la energía de la enfermedad casi lo vence, el amor
de su hijo le da la motivación para levantarse y jugar con él.
Una
de las maneras útiles para poder observar lo que nos ha sido útil para
calmarnos es el ver de lejos al problema y recordar lo que hicimos que nos
permitió estar mejor, y así poder entender ¿Cómo es que este problema me afecta?
¿Cómo lo hago mío? ¿Qué me dice que me convence de que no puedo hacer nada
diferente? Muchas veces algunas creencias no ayudan a que podamos cambiar, ser
flexibles y permitirnos intentar hacer otras cosas que no son lo que usualmente
hacemos. Y nos podemos preguntar ¿Si no creyera en lo que creo, que cambiaría
en la manera como respondería al problema?
También ayuda el ver de lejos, como si el problema estuviera fuera de
nosotros, el preguntarnos que cosas diferentes puedo aprender o intentar hacer
que antes no se me hubiera ocurrido hacer y que me permitiría evitar estar
pensando únicamente en el problema.
Nuestra
historia es una rica historia de saberes y de conocimientos que tenemos a
nuestra disposición para poder cambiar, ver de una manera diferente, manejar las
emociones y decidir, con todo eso que somos y que tal vez no hayamos reconocido claramente
hasta ahora que se ha hecho necesario, el camino de cómo queremos ser, y
escoger nuestra nueva manera preferida de actuar y de pensar.
La
vida es experiencia continua y transformación, aunque muchas veces, los cambios
son tan lentos que casi no nos damos cuenta, pero muchas veces son sorpresivos
y difíciles, e involucran pérdidas, por lo que nos descontrolan o angustian. Es,
en esos momentos en los cuales se necesitan identificar todas las habilidades,
para reconocer lo que sentimos y nos angustia y lograr realizar lo que
conocemos para calmarnos; se hacen necesarias e indispensables poner en práctica
las habilidades que nos llevan a enfrentar las situaciones graves que de otra
manera no nos dejarían vivir. Saber manejar lo emocionalmente traumatizante, lo
que no quisiéramos estar viviendo, muchas veces pareciera imposible y, sin embargo,
podemos apoyarnos en la espiritualidad, en el amor de las personas cercanas, en
el amor a la vida, en la oportunidad de dar a los demás apoyo y cariño, en momentos
tan complejos.
Comúnmente
no decimos que tenemos sabiduría de vivir, pero si lo pensamos detenidamente ¿Cuántas
veces hemos enfrentado una enfermedad o una caída?,¿Cuántas veces hemos enfrentado
la pérdida de un familiar?, ¿Cuántas veces hemos perdido a una mascota? ¿Cuántas
veces hemos vencido el reto de aprender algo difícil?, ¿Cuántas veces hemos ido
más allá del enojo profundo para perdonar?, ¿Cuántas veces hemos perdido algo muy
querido o valorado? ¿Cuántas veces hemos tenido que volver a empezar una nueva
vida, después de grandes cambios en la vida personal? La vida nos llena de
riqueza con todas las experiencias que nos retan a sobrevivir dificultades, así,
solo se necesita, que en el momento preciso en que se requieren habilidades para
solucionar, hagamos inventario de nuestra riqueza de vida.
¿Cuantas veces me he reinventado? ¿Cuantas veces me caí y me volví a levantar? ¿Cuantas veces me he decepcionado de las personas y de la vida? Y me he vuelto a reconciliar con las personas y con la vida. Muchas y he aprendido a manejar mi enojo mi ira. He aprendido a aceptar a las personas como son. He aprendido a vivir la vida desde la aceptación y la paz que puedo tener al darme cuenta que detrás de cada hecho o situación están mis interpretaciones de esos hechos y mis pensamientos sobre los hechos los que generalmente agrandan mi dolor. Lo que a mi me ha funcionado es escribir lo que estoy sintiendo. Dialogar con Dios y conmigo misma externa mis emociones a través de la escritura , llorar pero sobre todo me ha funcionado guardar silencio cerrar mis ojos conectarme con mi respiración hasta que mis pensamientos de dolor se aquieten, y desde esa quietud sentir una inmensa paz y el amor de Dios dentro de mi. Sentir aunque sea por un instante una paz infinita y desde esa paz darme cuenta que no necesito nada y que son mis propios pensamientos los que me hacen sufrir. En síntesis la meditación me a ayudado a educar mi mente y por tanto mis emociones a fin de regularlas Y por otra parte me ha sido útil en momentos de desesperación poner mis necesidades en manos de Dios y declararme impotente rendirme y confiar en ese ser superior para el que no hay imposibles y pedirle fortaleza, aceptación paciencia para conmigo misma y con los demás.Esto lo he aprendido en mi camino espiritual llamado un curso de milagros. Por supuesto que recurrir al diálogo con mis amigas también es una fuente de paz y de consuelo pues siento su hermandad y compañía en momentos difíciles..
ResponderEliminarCada experiencia de la vida es aprendizaje, cuando empezamos a caminar muchas veces caemos y experimentamos miedo, sin embargo seguimos intentando hasta lograr superar la emoción y nos damos valor de seguir hasta lograr la meta, cada enfermedad nos enseña a cuidarnos, amar y valorar lo que tenemos... pero hay algo que pienso que es importante.... tener la amistad sincera de personas que te orientan y apoyan, te escuchan con amor y sus palabras son como un ungüento al alma y a l vida misma... Gracias Marta Campillo por ser amiga y por orientarme en todo este proceso... te amo
ResponderEliminar