SABERES ANTE LA ENFERMEDAD
MARTA CAMPILLO
Enfermarse es parte de
vivir, desde el nacimiento nos enfermamos y esto es parte de las
problemáticas de vida con las que tenemos que aprender a lidiar. No todas las
enfermedades presentan los mismos retos, ni se presentan de la misma manera en
las personas Generalmente de
inicio, hay confusión acerca de lo que nos sucede, hasta que se logra tener un
diagnóstico y se puede aclarar un poco lo que recomiendan de tratamientos y del
proceso que los médicos proponen. Cuando las enfermedades son complejas o
raras, el diagnóstico toma mucho tiempo estudios e involucran procesos
dolorosos y costosos. Sobrevivir a ese proceso ya es en sí toda una hazaña.
En el proceso de enfermar, necesitamos ir
más allá del miedo y del desconcierto que producen los síntomas, de dolor o
malestar, para comenzar a desarrollar un cocimiento de la manera en como
respondemos, y de todo lo que hacemos de manera consciente, o sin darnos cuenta
y nos ayuda a estar mejor.
Además, la enfermedad da en un momento de
la vida, en el que existen ciertas condiciones de vida, relaciones especiales y
proyectos personales que se interrumpen. Para comenzar a entender la manera
como la estamos viviendo, tenemos que mirar a la manera como estamos
reaccionando. Muchas veces de inicio no creemos que nos esté ocurriendo, eso
hace que emergen muchas emociones, a veces enojo, otras desesperanza y tristeza
y muchas veces miedo. En general en la vida, gran parte de las cosas son predecibles
conocemos las consecuencias de las acciones y eso nos el tratamiento y más o
menos el tiempo que nos lleva sanar permite conocer el camino de sanar. Por
ejemplo con muchas enfermedades infecciosas como el catarro o la diarrea o
malestares estomacales, conocemos los síntomas, sabemos los remedios que nos
mejoran y nos curan.
El proceso con enfermedades graves es
otro. En primer lugar los síntomas no son comunes, pueden ser más severos y el
propio proceso de no saber lo que nos está pasando produce inseguridad con
respecto a lo que se habrá de enfrentar y la severidad de los tratamientos y el
pronóstico que tiene esa enfermedad. No obstante lo asustador que puede ser un
diagnóstico, vivir la enfermedad moviliza la manera en como hemos aprendido a responder
a sentirnos mal, o con dolor o a tener malestar. De tal manera que necesitamos
reconocer las preguntas acerca de que podemos hacer para enfrentar las
dificultades y poder sobrevivir. Tal vez nos habíamos preguntado ¿Cómo manejo
el miedo a la enfermedad? ¿Cómo me calmo para no agrandar las sensaciones
desagradables y soportarlas? ¿Cómo logro que la enfermedad no domine mi vida?
¿Qué hago para mantener la esperanza? ¿Qué ideas o creencias me ayudan a no permitir
que la desesperanza predomine? ¿Y qué las ideas me repito o me digo para descartar
a las ideas negativas?
Nadie
se mantiene pasivo ante la enfermedad, lo que hacemos, lo que creemos, lo que
esperamos, las emociones que se generan y la manera de manejar los síntomas,
todo lo que hacemos se convierte en el proceso de responder a la enfermedad.
Dicho proceso puede dejarse ir hacia lo negativo, pero también hay la
posibilidad de observar e identificar aquellas maneras de responder, esas ideas
que hacen visible la esperanza y ayudan a identificar lo que nos motiva y nos
conecta con la vida, que nos permite cambiar lo que hacemos si no es útil, y
así, podemos encontrar una mejor manera de sobrellevar las dificultades
inherentes a enfermar.
Hacer visible lo que nos
importa, a lo que le damos valor forma parte te responder a la enfermedad.
Identificar, sentir y tener presente lo que nos motiva a vivir, nos invita a
revisar como estamos reaccionando, si lo que estamos haciendo nos facilitara
soportar esa enfermedad; si permite crear las condiciones de calma y tranquilidad
para apoyar la recuperación. Tal vez, para poder hacer las cosas que ayuden
tenemos que deshacernos de algunos problemas, y también puede ser que
necesitemos ayuda de otras personas en el proceso.
Conectarnos con lo que nos da
fuerza de vivir, abre el camino de conocer a nuestras propias habilidades de
vida, las maneras como le damos vuelta a lo negativo ignorándolo o no dándole
credibilidad, creando un autodiálogo positivo, realizando actividades
preferidas, aprendiendo nuevas habilidades como meditación o yoga, compartiendo
con otras los logros en el manejo de los síntomas y recuperando la vida a cada
instante.
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