viernes, 18 de marzo de 2022

 


LA RAZÓN PARA VIVIR

Marta Campillo

Hay muchas situaciones en la vida, que al ser un reto por la problemática que implican, producen inestabilidad emocional. La enfermedad es una de esas condiciones, la cual pude ir desde el malestar y el dolor severo hasta la amenaza de la vida. Para enfrentar cualquiera de estas enfermedades necesitamos poner en práctica esos aprendizajes de manejo del miedo y del dolor que hemos aprendido, sin darnos cuenta, a lo largo de la vida y que conforman nuestra manera de responder ante la enfermedad.

         Si pudiéramos narrar las múltiples enfermedades que hemos tenido a lo largo de la vida y la manera en como aprendimos a vivirlas sin angustia y a sobreponernos, tendríamos todo un manual de habilidades de vida. Dichas habilidades no tienen que ser rutinas difíciles ni habilidades complicadas, tienen que ver con que al hacerlas, nos permiten cambiar de manera de pensar; o de cambiar el foco de atención más allá del dolor y dejarlo ir; crear imágenes o recuerdos en la imaginación que nos sitúen en otro momento o  lugar.

       Recuerdo como aprendí que la lectura envuelve la imaginación en las historias y no se percibe el paso del tiempo. De adolescente me dio hepatitis y me prescribieron reposo por un mes, el estar tanto tiempo en cama, podría haber sido algo desesperante, solo que con mis primas habíamos comenzado a leer en voz alta, la historia de Momotaro en los libros del Tesoro de la Juventud o también las historias de Polaina, o las historias en las que los personajes esquiaban en lugares fríos y nevados, cosas que acá en México no existían y costaba imaginarse, lo cual creaba todo una discusión de lo que sería vivir ahí y al preguntarnos y fantasear y reír de lo desconocido nos alejada de la realidad concreta de la hepatitis.

      Cada uno de nosotros tenemos nuestro manual de habilidades de vida, el cual tal vez no lo hayamos reconocido como tal. Quizás no nos hayamos puesto a buscar las habilidades o pensado en esas habilidades como parte de la solución, hasta que nos tenemos que enfrentar a un reto fuerte con la enfermedad y tenemos que encontrar como sobrevivir, así, la necesidad nos lleva a ensayar algunas de esas habilidades conocidas que ya habíamos usado frente a la enfermedad.

      Pareciera de inicio que los efectos negativos de la enfermedad, ya sean emocionales o fisiológicos, van a quitarnos la fuerza y hacernos olvidar las cosas a las que les hemos dado valor y nos motivan, nos inspiran al vivir. En el proceso de comenzar a familiarizarnos con la enfermedad y de batallar con los efectos negativos, nos crece o se hace visible aquello que nos llama a vivir, lo que nos pone en contacto con lo que apreciamos y valoramos de la vida.

      Reconocer todo aquello que le da sentido a nuestra existencia, lo que valoramos y nos motiva a resistir, nos permite identificar los propósitos para luchar. Lo que valoramos en la vida, por ejemplo el amor a la familia, o el cuidado y apoyo que somos responsables de darle a alguien querido, o el tener proyectos personales de beneficio social, o el ser responsable del cuidado de la familia, todo lo que nos llama a la vida se convierte en esa fuente de decisión personal para sobrevivir.

     Así, para poder descubrir las rutas del camino a la sobrevivencia, hacer visible lo que valoramos nos abrirá la puerta a las habilidades de vida que han sido parte de nuestra existencia y nos dará la lucidez de aquello a lo que le damos valor, para apoyándonos en eso valorado podamos resistir y hacer lo necesario en la lucha por la vida.


2 comentarios:

  1. Querida Marta, he llegado a este blog luego de leer un articulo que escribiste el año 2011, sobre los poemas terapeúticos y la terapia narrativa. Tengo muchas ganas de escribirte, de hecho lo intenté pero me aparecía que había un problema con tu correo.
    Estoy demasiado feliz y emocionada de haberte encontrado.
    Te dejo un gran abrazo desde Chile!


    Valeria

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    1. Hola Valeria: Gracias por tu interés, mi correo es campillomartita@gmail.com y me encantaría que me escribieras para conocer donde trabajas y si ya tienes mi libro de TERAPIA NARRATTIVA: autoaprendizaje y co-aprendizajegrupal.

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