jueves, 23 de agosto de 2018




APRENDIENDO A EQUIVOCARSE
     Marta Campillo

Equivocarse es parte de aprender. Si pudiéramos recordar como aprendimos a caminar, tendríamos que sentir el esfuerzo que tomó poder balancear las dos piernas, con los tobillos y el cuerpo para lograr sostenerse. ¿Cuántas veces fallamos en ese intento? Muchas y sin embargo seguimos intentándolo hasta lograrlo y así poder dar el primer paso. Durante ese proceso nunca llamamos a las caídas equivocaciones, ni les dimos un contenido emocional, si lo hubiéramos hecho tal vez no caminaríamos.
       Dentro del proceso de crecer y de confrontarnos con habilidades cada vez más complejas, que son un reto cada vez más grande para hacerlas bien, entonces nos enfrentamos con el reto de que, para poder aprender, hay que perseverar y practicar y practicar hasta el cansancio.
      Muchas veces, aunque haya la buena voluntad de querer realizar esa actividad, simplemente no es lo nuestro. Recuerdo que, de niña, después asistir a clases de piano en el conservatorio, no recuerdo bien ni si practicaba, pero no sentía una gran atracción por tocar y un día la maestra llamo a mi mamá para platicar y decirle: "podrá la martita seguir en danza" lo que implicaba que para el piano no tenía talento y seguí en danza. Nadie me regaño, ni se burló, ni me recriminó por no seguir. La respuesta que recibimos cuando no podemos hacer algo, es muy importante. Yo tuve que seguir tratando de descubrir para que cosa si era buena y a que me gustaba dedicarle horas, y eso era realizar cosas manuales, entre otras.
     La respuesta que recibimos de los demás nos prepara para seguir tratando de aprender la habilidad, o nos llena de culpa y nos lleva a conclusiones negativas de lo que somos, como ineptos o incapaces. Cuando enfrentamos problemas, hay toda una serie de efectos negativos que conlleva ese problema y una serie de ideas que nos convencen y hacen posible que se mantenga.
     La tarea a lo largo de los años es empezar a reconocer que, más allá de los problemas, hay momentos en los que encontramos una manera de manejarlos, algo nos decimos o no reaccionamos de la misma manera ante el problema, ya sea no haciendo caso o pensando diferente o haciendo alguna actividad que nos saca de prestarle atención a o negativo. Es justamente esos momentos que nos enseñan que tenemos otras habilidades que podemos poner en juego y así podemos solucionar lo que no nos gusta o nos hace sufrir.
      Al analizar o reconstruir eso que hicimos diferente para no estar o prestar atención al problema, y preguntarnos ¿Cómo lo logramos? empezamos un proceso de descubrir y conectar nuevos pensamientos, respuestas e ideas que nos van a permitir realizar un cambio y a cada paso vamos cambiando la imagen de nosotros mismos y lo que hacemos. Muchas veces nos preguntamos ¿Qué fue lo que hice para que no me diera flojera estudiar?, ¿Cómo logre entusiasmarme para hacer el ejercicio que necesito? Preguntas de la vida cotidiana que nos hacemos cuando no estamos haciendo lo que queremos lograr.
     El conocimiento de nuestra propia historia, de nuestras habilidades es muy importante en momentos en donde no nos comportamos de la mejor manera o nos equivocamos al tratar a alguien o en la repuesta que damos a los problemas. Muchas veces nos podemos equivocar aún sin darnos cuenta, o no con la intención de lastimar. Lo que hicimos está basado en nuestra manera de pensar o en premisas que hemos construido a lo largo de la vida y que a la mejor hay que re-pensar. Equivocarnos es parte de la vida y saber entendernos y poder reconocer que fue lo que nos pasó y aprender a dejar ir el error y perdonarnos; es una habilidad fundamental para poder avanzar y rescatar una de las mejores partes de vivir, el sabernos imperfectos y perfectibles



3 comentarios:

  1. Gracias por hacerme recordar que junto a cada equivocación, también ha habido aprendizajes, a veces la respuesta de los demas nos lleva a sentir vergüenza por no lograr cubrir expectativas o metas, pero si revisamos bien nuestra historia encontramos que además, al equivocarnos tambien aprendimos nuevas habilidades.
    Me alimenta mucho sentir que puedo equivocarme y que eso no es un fracaso sino la posibilidad de revisarme y crecer.

    ResponderEliminar
  2. Maestra... Es una reflexión excelente.. Al igual que usted yo también he vivido experiencias incómodas con respecto a las creencias limitantes... Esas que nos han sembrado o nos hemos creado y al final solo son prejuicios aprendidos... Sin embargo aprender a percibir de manera saludable permite el crecimiento social y personal.. Cuantas cosas hacemos creyendo que estamos bien sin empatizar no comprender lo de los demás... No cabe duda... Nadie tiene la verdsd absoluta.... Es lo que pienso con respecto al texto

    ResponderEliminar
  3. QUERIDA MAESTRA MARTA, hermosa reflexión sobre nuestro proceso evolutivo en este andar de la vida: re-pensar habilidad que se conoce también como "discernir", en esa autoconciencia interna de explorar los efectos externos de aquella conducta mostrada a los demás, pero también de la conducta de los demás reflejada hacia nosotros; analizada por la mente en esa cognición y razonamiento desde una perspectiva heredada pero también con la oportunidad de modificarla tomando la dirección desde el corazón ante el dolor o la alegría, para entonces poder generar los cambios hacia lo perfectible o evolución del ser humano; a sabiendas que limitados somos, pero siempre en proceso de cambio hasta nuestro último aliento en esta vida.

    Podría concluir que he aprendido mucho de mi alegría y de lo que valoro, a partir de sentir el dolor de no tenerla, cuando el error y la equivocación se han manifestado, y precisamente el identificar el dolor, me lleva automáticamente a querer reparar aquello que lastima para encontrar el nuevo aprendizaje que se ha dado, buscando la fortaleza de querer nuevamente encontrarme con lo valioso que hay dentro y que se conecta con la esencia de todo ser vivo... el AMOR a uno mismo y a los demás.

    Le mando un fraterno abrazo.
    Amarli

    ResponderEliminar