miércoles, 29 de agosto de 2018


         
LAS IDEAS QUE NOS CIEGAN
       Marta Campillo
   
    Las ideas pesan, nos dominan, creamos posiciones acerca de cómo deben ser las cosas y cuando nos confrontarnos con diferencias, no las aceptamos o las rechazamos.
     Un ejemplo que parece muy simple, pero nos enseña mucho. La manera usual de hacer arroz en nuestro país es freírlo antes de cocerlo y no se debe pasar de agua y mucho menos se debe pegar, Cuando conviví con compañeros que venían del Caribe, hubo un choque cultural, para ellos el arroz era hervido y se podía quemar un poco en el fondo y a eso le llaman "concón", y les parecía toda una delicia.
      Hay muchas ideas que vamos absorbiendo de la cultura y de las relaciones que nos rodean, y podemos no haberlas revisado antes, hasta que algo pasa que nos obliga a decidir, si queremos seguir creyendo en esa idea o no.  Algunas de esas ideas se han vuelto creencias, si no funcionan las tenemos que renunciar.
     Si nos preguntáramos que ideas hemos tenido que cambiar, tal vez, las ideas de lo que responsabilidad de los hombres y las mujeres. Tal vez las ideas acerca de lo que los hijos hombres deben hacer en casa comparado con las hijas. Tal vez ideas de lo que es bello en el tono de la piel, lo blanquito o güerito como bello, y lo moreno como feo. Se dice "esta bello el bebé es blanquito". Nos daríamos cuenta de que al ir cambiando esas ideas cambiamos las relaciones con los demás y lo que realmente valoramos en la vida.
      Un día que estaba de viaje, en un país con gran población de piel negra, estaba mirando maravillosas artesanías creadas por un grupo aborigen. De repente percibí un olor tan potente, que tuve una reacción corporal que me hizo salirme del lugar. ¿Qué me había pasado? Me senté a pensar, era algo de lo que nunca me había dado cuenta, la manera en la cual sentía el olor a sudor, había aprendido lo que, en una cultura que tiene acceso a agua se piensa, uno no debe oler a sudor. Reconocí que sin saberlo tenía un prejuicio hacia ese olor, y al encuadrar la parte social del acceso desigual a los recursos como el agua, me di cuenta que el juzgar los olores es social y aprendido. Esto es, donde crecemos y las creencias y maneras de ver la vida las hacemos nuestras, pero si no estamos de acuerdo debemos renunciarlas. Tenemos que tener cuidado cuando creemos en ideas que no muestran lo que nosotros valoramos.
      Muchas actitudes violentas se justifican como un derecho acerca de defenderse o de tener control sobre las demás personas. La violencia tiene muchas formas y generalmente están amparadas o justificadas por ideas que se han vuelto prejuicios para ocultar el control o la dominación. Y muchas veces esas ideas se vuelven como invisibles y se manejan como razones que dan permiso para sostener ese comportamiento. Por ejemplo, una persona puede querer decidir por otras personas, ya sean hijos o subalternos, sin considerar ni su opinión ni las razones específicas por las cuales están actuando así.  Presuponiendo que la relación de autoridad le da el derecho de tomar decisiones por el otro, sin considerar que eso es violencia. Un padre o madre pueden querer decidir lo que el hijo debe hacer, en vez de enseñarle las consecuencias que tendría su comportamiento y enseñarla/o a decidir y a valorar como manejar sus necesidades.
      Preguntarnos qué ideas tenemos y analizar la repercusión que tienen sobre los demás, es muy importante para poder decidir si en realidad queremos tener esa creencia o ver al mundo desde esa óptica o no y valorar si hay que cambiarla. Recuerdo que cuando comencé a dar cases a nivel de la universidad yo tenía la idea de que, si alguien era mi alumno/a, tenía que demostrar un gran nivel y capacidad de aprendizaje y que yo podía a priori determinar la cantidad de lecturas y el nivel de comprensión de las mismas. ¡Craso error! La práctica me enseño que no era por la vía del requisito para aprobar que se iba a lograr incrementar la motivación y la dedicación de las y los alumnos, sino el conocer el proceso de aprendizaje que habían vivido el nivel con el que llegaban y el crear un ambiente de confianza y de interés que les hiciera superar todos los obstáculos. La vida nos enseña a cambiar esas ideas improductivas y que no están en relación a lo que queremos lograr.
      Sería muy interesante para cada quien, que pudiéramos pensar en las muchas ideas que hemos estado orgullosas y orgullosos de abandonar y como el haber hecho eso ha cambiado nuestra vida y nuestra manera de ver el mundo.
   

2 comentarios:

  1. QUERIDA MAESTRA MARTA, me gusta la tarea que has dejado... y creo que son varias las ideas que he cuestionado a los largo de mi vida y con narrativa, ese proceso se vuelve un actuar no nada más en consulta, sino en mi propia interacción con los demás.

    AMARLI
    Como describes en los ejemplos que nos compartes, debo darte las gracias maestra Marta por mostrar tu proceso de discernimiento evolutivo ante esas ideas parcializadas de una verdad focalizada como absoluta.

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  2. Gracias por comentar sobre las ideas plasmadas, hay una invitación abierta para que escribas y nos mandes un artículo

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